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Desigualdades en la distribución de la renta en los países desarrollados (II) (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

De acuerdo a los datos del Departamento de Empleo de
Estados Unidos (4/11), su tasa de desempleo descendió en
marzo (2011) con respecto al mes de febrero por cuarto mes
consecutivo, desde el 8,9% al 8,8%. Sin embargo, pese al avance,
la cifra continúa siendo elevada teniendo en cuenta el 4%
de tasa de paro registrada en enero del 2000. El
economista Matthew Slaughter señaló en
los años 90 que, en las grandes compañías,
"por cada empleo que creaban en el extranjero… generaban cerca
de dos trabajos en EEUU para sus filas". Su teoría era
válida en el contexto de la época -tal y como se
refleja en los datos-, pero no tiene nada que ver con la
tendencia que ha tenido lugar en los últimos diez
años donde el empleo exterior ha crecido en detrimento del
nacional.

Fijando la atención en las cifras de 2009, un
año recesivo con frenos en las ventas y en los gastos de
explotación, las multinacionales del territorio recortaron
1,2 millones de empleos -equivalentes al 5,3%- en el interior del
país, mientras la reducción en el extranjero fue de
100.000 trabajadores -un 1,5%-. Muchas de las empresas que
integran el panorama empresarial estadounidense no son claras a
la hora de expresar a cuántas personas emplean fuera de
sus fronteras. Otras, incluso, se niegan a ofrecer los datos
exactos en relación a esta
cuestión. 

La deslocalización ha dado lugar a que muchas
empresas hagan uso de trabajadores en el exterior para reducir
los costes en mano de obra. Sin embargo, los Gobiernos pretenden
obtener detalles a partir de noviembre sobre las
estrategias que están manteniendo las empresas en este
sentido, para detectar cuáles de ellas recortan más
trabajos dentro del territorio nacional y los añaden en el
exterior del país. Al mismo tiempo, pretenden detectar
cuáles son los motivos que conducen a esta
tendencia. 

En la mayor parte de las empresas consultadas por The
Wall Street Journal -entre las que se encuentran General
Electric, Cisco, Oracle, Caterpillar y Microsoft-, sus directivos
hacen referencia a que este aumento en el número de
empleados de fuera del país responde a una estrategia de
internacionalización de la empresa y no a un método
para recortar gastos. La tecnológica Microsoft es la
única de ellas que, durante los últimos cinco
años, añadió más empleos en Estados
Unidos (15.300) que en el exterior (13.000). Aproximadamente el
60% de los empleados de la compañía trabajan en el
interior del país…

– Atravesando como sonámbulos la crisis de
desempleo de Estados Unidos (Project Syndicate –
1/5/11)

(Por Mohamed A. El-Erian) Lectura recomendada

Newport Beach.- Fue relegada a una sesión de
preguntas y respuestas, en lugar de quedar expuesta de manera
prominente en la declaración de apertura, en la primera
conferencia de prensa de la historia que ofreció Ben
Bernanke, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos,
la semana pasada. Es una cuestión que muchos en Washington
D.C. están deseosos por descartar como "transitoria", a
pesar de la evidencia visible que indica todo lo contrario. Es
extremadamente vulnerable a los elevados precios del
petróleo y los alimentos. Y socava las presunciones
operacionales que apuntalan la caracterización de larga
data de la economía estadounidense como una
economía vibrante y receptiva.

La cuestión es la magnitud y la
composición del desempleo en Estados Unidos -un problema
que todavía no ha sido reconocido como corresponde por su
impacto cada vez más perjudicial en el tejido social del
país, su potencial económico y su posición
fiscal y dinámica de deuda, ya bastante
frágil.

Empecemos por los datos:

· En un 8,8% casi tres años después
del estallido de la crisis financiera global, la tasa de
desempleo de Estados Unidos sigue tenazmente (e inusualmente)
alta;

· En lugar de reflejar una creación de
empleos, gran parte de las mejoras de los últimos meses
(con respecto al 9.8% en noviembre del año pasado) se
deben a los trabajadores que salieron de la fuerza laboral, lo
que llevó la participación de la fuerza laboral a
un mínimo de 64,2%, que no se registraba desde
hacía muchos años;

· Si se incluyen los trabajadores de tiempo
parcial ansiosos por trabajar jornada completa, casi uno de cada
seis trabajadores en Estados Unidos están subempleados o
directamente desempleados;

· Más de seis millones de trabajadores han
estado desempleados durante más de seis meses, y cuatro
millones, por más de un año;

· El desempleo entre los jóvenes de 16 a
19 años está en un asombroso 24%;

· Prácticamente sin ingresos generados y
con ahorros menguantes, los desempleados están en peores
condiciones para poder hacer frente al alza de los precios del
combustible y los alimentos, decididamente no tienen acceso al
crédito y muchos tienen una deuda hipotecaria que excede
el valor de sus viviendas.

Estos y otros muchos factores hablan de una realidad
desagradable e inusual para Estados Unidos. El país ahora
tiene un problema de desempleo que es grande en magnitud y cada
vez más estructural en naturaleza. Las consecuencias son
multifacéticas e implican una angustia personal inmediata,
crecientes tensiones sociales y políticas, pérdidas
económicas y presiones presupuestarias.

Esto es mucho más que un problema
para el aquí y ahora. Un desempleo alto e inextricable
tiene serias consecuencias negativas a largo plazo que amenazan
con volverse exponencialmente peores. Esto es una
crisis.

La investigación internacional sustancial
demuestra que cuanto más tiempo uno está
desempleado, más cuesta conseguir un empleo. Esto erosiona
la base de habilidades de una economía y mina sus
capacidades productivas a largo plazo. Y, si el desempleo es
particularmente profundo entre los jóvenes, como sucede
hoy en día, un alto porcentaje de los desempleados corren
el riesgo de volverse inempleables.

Sin duda, la Gran Recesión desatada por la crisis
financiera global contribuyó a agravar esta
situación preocupante. Desafortunadamente, el problema es
mucho más profundo, ya que se venía gestando desde
hacía mucho tiempo.

En su origen, la crisis de empleos de Estados Unidos es
el resultado de muchos años de desinversión en
recursos humanos y en los sectores sociales. El sistema educativo
estuvo rezagado respecto del progreso registrado en otros
países. Las iniciativas de reentrenamiento laboral han
sido deplorablemente inadecuadas. La movilidad laboral viene
registrando una caída. Y se ha dedicado una
atención insuficiente a mantener una adecuada red de
seguridad social.

Estas realidades se vieron empañadas por la
locura que caracterizó a la "Edad de Oro" del
apalancamiento, el crédito y el derecho de endeudamiento
previa al 2008 en Estados Unidos, que alimentó un auge
gigantesco pero insostenible en la construcción, la
vivienda, el ocio y el comercio minorista. La resultante
creación de empleos, aunque temporaria, adormeció a
los responsables de las políticas hasta caer en la
complacencia sobre lo que realmente estaba sucediendo en el
mercado laboral. Cuando el auge se convirtió en un
descalabro prolongado, las ineficiencias de la situación
laboral a más largo plazo se volvieron visibles a los ojos
de cualquiera que se preocupara por mirar, y son
alarmantes.

Librado a sus propios mecanismos, el problema del
desempleo de Estados Unidos se profundizará. Esto
ampliará la ya importante brecha entre los que tienen y
los que no tienen en el país. Socavará las
capacidades y la productividad del mercado laboral.
Acentuará la carga impuesta a la cantidad cada vez menor
de personas que permanecen en la fuerza laboral y tienen empleos.
Y hará que resulte aún más difícil
encontrar una solución a mediano plazo para la
dinámica de deuda pública y déficit que es
cada vez peor en Estados Unidos.

El gobierno estadunidense tiene poco tiempo que perder
si quiere evitar un problema de desempleo más prolongado y
arraigado. Debe tomar medidas ahora para abordar las causas del
problema a través de programas de muchos años que
van desde la reestructuración educativa y el
reentrenamiento de los trabajadores hasta una mejora de la
productividad y una reforma del sector de la vivienda. Y debe
hacerlo al mismo tiempo que protege mejor a quienes están
desempleados desde hace mucho tiempo, muchos de los cuales tienen
escasa responsabilidad por sus aprietos actuales, alguna vez
impensables y desafortunadamente de larga data.

Ya es hora de que Estados Unidos se
despierte y enfrente de una manera holística su crisis de
desempleo. Como sabe cualquiera que alguna vez haya tenido un
trabajo indigerible, apagar el despertador y taparse la cabeza
con la sábana no es la solución.

(Mohamed A. El-Erian es máximo responsable
ejecutivo (CEO) y máximo responsable de información
(CIO) de PIMCO, y autor del éxito de ventas When Markets
Collide. Copyright: Project Syndicate, 2011)

– A tropezones con el trabajo (Project Syndicate –
19/5/11)

(Por Robert Skidelsky) Lectura recomendada

Londres.- Mientras el mundo se recupera de la Gran
Recesión, se ha vuelto cada vez más difícil
discernir la verdadera tendencia de los acontecimientos. Por un
lado, medimos la recuperación según nuestro
éxito en volver a los niveles de crecimiento,
producción y empleo previos a la recesión. Por otro
lado, existe la inquietante sensación de que la "nueva
normalidad" de hoy puede ser un crecimiento más lento y
mayores niveles de desempleo.

Así que el reto ahora es formular
políticas para dar trabajo a todos quienes lo deseen en
las economías que, tal como están organizadas en la
actualidad, pueden no ser capaces de hacerlo. Este problema es
mucho más agudo en los países desarrollados que en
los países en desarrollo, si bien la interdependencia hace
que, en cierta medida, se trate de un problema
común.

El problema tiene dos aspectos. A medida que los
países se vuelven más prósperos, cabe
esperar que sus tasas de crecimiento sean más lentas. En
épocas anteriores, el crecimiento era impulsado por la
escasez de capital: la inversión de capital atraía
una alta tasa de retorno, y esto creaba un círculo
virtuoso de ahorro e inversión.

Hoy, el capital en el mundo desarrollado es abundante;
la tasa de ahorro disminuye a medida que la gente consume
más, y la producción se centra cada vez más
en los servicios, donde los aumentos de productividad son
limitados. Por lo tanto el crecimiento económico el
aumento de los ingresos reales se desacelera. Esto ya estaba
ocurriendo antes de la Gran Recesión, por lo que la
generación de empleos a tiempo completo que paguen
salarios decentes se estaba volviendo cada vez más
difícil. De ahí el crecimiento de empleos
informales, discontinuos y a tiempo parcial.

El otro aspecto del problema es el aumento a largo plazo
del desempleo impulsado por la tecnología, en gran parte
debido a la automatización. En cierto modo, esto es un
signo de progreso económico: la producción de cada
unidad de trabajo está en constante aumento. Pero
también significa que se necesitan menos unidades de
trabajo para producir la misma cantidad de bienes.

La solución del mercado es
redistribuir la mano de obra desplazada hacia el área de
servicios. Sin embargo, muchas ramas del sector de servicios son
un sumidero de puestos de trabajo sin proyecciones ni
esperanza.

La inmigración exacerba ambos aspectos del
problema. Gran parte de la migración, especialmente en la
Unión Europea, es casual: hoy aquí, mañana
no, con ninguno de los costos asociados con la
contratación a tiempo completo. Esto la vuelve atractiva
para los empleadores, pero se trata de un trabajo de baja
productividad y aumenta la dificultad de encontrar un empleo
estable para la mayoría de los trabajadores de un
país.

Entonces, ¿estamos condenados a
una recuperación sin empleo? ¿Es el futuro uno en
el que los trabajos son tan escasos que muchos trabajadores
tendrán que aceptar una miseria para encontrar un empleo,
y volverse cada vez más dependientes de las transferencias
sociales a medida que los salarios del mercado caen por debajo
del nivel de subsistencia? ¿O deberían las
sociedades occidentales esperar una nueva ronda de magia
tecnológica, como la revolución de Internet, que
produzca una nueva ola de creación de empleo y
prosperidad?

Sería insensato descartar a priori la
última posibilidad. El capitalismo tiene un gran talento
para reinventarse a sí mismo. Ha visto desaparecer a todos
sus rivales y no hay otros nuevos a la vista. Más
aún, nadie puede predecir el descubrimiento de nuevos
conocimientos; si se pudiera, ya habrían sido
descubiertos. Pero también hay una posibilidad más
inquietante: si, por proseguir nuestro actual camino de
despilfarro, acabamos por hacer escasos los recursos naturales,
necesitaremos una nueva ola de la tecnología que, sin
importar el coste, nos rescate de la calamidad.

Pero hagamos a un lado estas
sombrías perspectivas y reflexionemos sobre lo que
sería una solución civilizada al problema del
desempleo generado por la tecnología. La respuesta, sin
duda, es compartir el trabajo. Para el economista
anglo-estadounidense típico, cualquier propuesta de este
tipo equivale a anatema, porque suena a la temida falacia de la
"masa de trabajo": la idea, una vez popular en los
círculos sindicales, que existe sólo una cierta
cantidad de trabajo que debe ser compartida de manera
justa.

Por supuesto, esto es una falacia cuando los recursos
son escasos, pero ni siquiera los economistas han pensado que el
crecimiento prosiga por siempre. Los fundadores de la disciplina
esperaban que, en algún momento en el futuro, la humanidad
pudiera alcanzar un "estado estacionario" de crecimiento cero.
Entonces sólo requeriríamos una cierta cantidad de
trabajo -mucho menos de lo que se realiza ahora- para satisfacer
todas las necesidades razonables. Las opciones serían un
desempleo ilimitado impulsado por la tecnología o
distribución del trabajo por hacer.

Sólo un adicto al trabajo
preferiría la primera. Lamentablemente, personas
así parecen estar a cargo de las políticas en los
Estados Unidos y Gran Bretaña. Muchos países
europeos están adoptando la segunda solución. Los
sistemas de trabajo compartido, en muchas formas diferentes, se
están convirtiendo en la norma en Holanda y Dinamarca, y
han hecho avances en Francia y Alemania.

El elemento clave en este enfoque es separar el trabajo
de los ingresos. Una ley promulgada en 1993 en Dinamarca reconoce
el derecho a trabajar de forma discontinua, al tiempo que
reconoce el derecho de las personas a un ingreso continuo.
Permite a los empleados elegir un "año sabático",
que se puede dividir en períodos más cortos, cada
cuatro o siete años.

Las personas desempleadas tomarían el lugar de
quienes están ausentes, que por su parte recibirían
el 70% de la prestación por desempleo que
obtendrían si perdieran sus puestos de trabajo (por lo
general, el 90% de su salario). Los sindicatos daneses han
logrado utilizar estos derechos individuales establecidos por ley
para reducir las horas de trabajo de la plantilla de empresas
enteras, y así aumentar el número de puestos de
trabajo permanentes. La idea de una renta básica universal
que reciben todos los ciudadanos, independientemente de su
posición en el mercado de trabajo, es uno de los pasos que
se derivan lógicamente de esto.

Esto no será del gusto de todos. Y, como ya he
sugerido anteriormente, todos los planes destinados a aliviar la
carga de trabajo y aumentar la cantidad del tiempo de ocio corren
el riesgo de fracasar ante nuestra gran habilidad para conjurar
nuevos desastres. Después de todo, tanto el capitalismo y
la economía necesitan la escasez para justificar su
existencia y no renunciarán a ella
fácilmente.

(Robert Skidelsky, miembro de la Cámara
británica de los Lores, es Profesor Emérito de
Economía Política en la Universidad de Warwick.
Copyright: Project Syndicate, 2011)

– La verdad sobre la economía de EEUU (El
Economista – 4/6/11)

(Por Robert Reich) Lectura recomendada

El ex secretario de Trabajo con Clinton
y canciller de la Universidad de Berkeley, Robert Reich, sostiene
que no es posible una economía creciente y vibrante sin
una clase media creciente y vibrante, por lo que insta a
"restaurar la enorme clase media estadounidense" para volver a la
senda de la recuperación económica.

La economía estadounidense sigue
estancada. El consumo es bajo. Los salarios, también. Es
vital que comprendamos cómo hemos pasado de la Gran
Depresión a 30 años de Gran Prosperidad; de
ahí a 30 años de ingresos estancados y crecientes
desigualdades, para terminar en la Gran Recesión, y de
ésta a una recuperación anémica.

Desde 1947 a 1977, la nación aplicó lo que
podría denominarse una negociación básica
con los trabajadores estadounidenses. Los empresarios les pagaban
lo suficiente para comprar lo que producían. La
producción y el consumo en masa demostraron ser
complementos perfectos. Casi cualquiera que quería un
trabajo podía encontrarlo con un salario decente. Durante
estas tres décadas crecieron los sueldos de todos, no
sólo de quienes estaban arriba. Y el Gobierno hizo cumplir
esa negociación básica de muchas maneras.
Utilizó una política keynesiana para conseguir casi
el pleno empleo. Brindó a los trabajadores comunes
más capacidad de negociación. Proporcionó el
seguro social. Y amplió la inversión
pública. Por consiguiente, creció la parte de los
ingresos que iba a la clase media mientras mermó la
porción destinada a lo más alto. Pero no
consistía en un juego de suma cero: a medida que la
economía crecía, casi todo el mundo mejoró,
también los que estaban en lo más alto.

La paga de los trabajadores incluidos en
el 20 por ciento más pobre creció un 116 por ciento
en estos años, más rápido que los ingresos
del 20 por ciento más rico (que subió un 99 por
ciento). La productividad también subió más
rápido. El rendimiento por hora trabajada se dobló,
así como los ingresos medios. Expresadas en dólares
de 1997, las rentas de una familia media se elevaron de unos
25.000 a 55.000 dólares. La clase media tenía los
medios para comprar, y al hacerlo creaba nuevos empleos. A medida
que la economía crecía, la deuda nacional
reducía su peso.

La Gran Prosperidad también trajo una
reorganización del trabajo. A los empresarios se les
exigía por ley dar una paga extra -la hora y un 50 por
ciento más- por lo que rebasara las 40 horas a la semana.
Esto creó un incentivo para que se contrataran más
trabajadores cuando la demanda repuntaba. Además, estaban
obligados a abonar un salario mínimo, lo que mejoró
los sueldos más pobres. Cuando se despedía,
normalmente durante una recesión, el Gobierno
concedía prestaciones por desempleo que solían
durar hasta la recuperación. Lo que no sólo sacaba
a las familias del apuro, sino que les dejaba seguir comprando,
un estabilizador automático para una economía en
receso.

Quizá lo más significativo sea que el
Gobierno elevó la fuerza negociadora del trabajador
común. Se le garantizaba el derecho a afiliarse a
sindicatos, con los que los empresarios tenían que
negociar de buena fe. A mediados de los 50, más de un
tercio de los empleados del sector privado estaba afiliado. Y los
sindicatos exigían una ración justa del pastel. Las
compañías sin sindicatos, temiendo que sus
trabajadores quisieran uno, ofrecían tratos
similares.

Los estadounidenses también disfrutaban de una
seguridad económica frente a los riesgos, no sólo
con prestaciones de desempleo, sino también a
través de la Seguridad Social, el seguro por discapacidad,
por pérdida del sostén económico de la
familia, por lesión en el lugar de trabajo o por
incapacidad de ahorrar lo suficiente para la jubilación.
En 1965, llegó el seguro sanitario para las personas
mayores y pobres (Medicare y Medicaid). La seguridad
económica fomentó la prosperidad. Al exigir a los
estadounidenses compartir los costes de la adversidad, les
permitía compartir los beneficios de la tranquilidad. Y
eso los dejaba libres para consumir los frutos de su
trabajo.

El Gobierno patrocinó los sueños de las
familias estadounidenses de tener su hogar en propiedad,
facilitando hipotecas de bajo coste y deducciones de los
intereses. En muchas zonas del país, subvencionó la
electricidad y el agua para que las casas fueran habitables. Y
construyó carreteras que conectaban sus hogares con los
principales centros comerciales.

El Gobierno también amplió el acceso a la
educación superior. Pagó la de quienes
volvían de la guerra. Y la expansión de las
universidades públicas hizo que la clase media pudiera
acceder a ella. El Estado sufragó todo con los ingresos
fiscales procedentes de la creciente clase media. Los ingresos
también se vieron impulsados por quienes estaban en lo
alto de la escala de ingresos, cuyos impuestos marginales eran
mucho más altos. El tipo marginal máximo del
impuesto sobre la renta durante la II Guerra Mundial era superior
al 68 por ciento. En los años 50, con Eisenhower, a quien
pocos llamarían un radical, subió al 91 por ciento.
En la década hasta 1970, el tipo marginal máximo
estaba en torno al 70. Incluso después de explotar todas
las posibles deducciones y créditos, el contribuyente
medio de ingresos altos pagaba un impuesto federal marginal de
más del 50 por ciento. Pero en contra de lo que los
conservadores habían predicho, los altos tipos no
redujeron el crecimiento. Al contrario, permitieron ampliar la
prosperidad de la clase media.

Durante la Gran Prosperidad de 1947-1977, la
negociación básica había garantizado que la
paga de los trabajadores estadounidenses coincidiese con su
rendimiento. Pero después de este punto, el rendimiento
por hora siguió subiendo. Sin embargo, se dejó que
la retribución real por hora se estancase. Es fácil
echarle la culpa a la globalización, pero los avances
tecnológicos han desempeñado un papel equivalente.
Las fábricas que quedan en EEUU han ido echando
trabajadores según se automatizan. Y lo mismo le ha
ocurrido al sector servicios. Pero en contra de lo que dice la
mitología popular, el negocio y la tecnología no
han reducido el número de trabajos estadounidenses. Su
efecto más profundo ha sido sobre la paga. En lugar de
quedarse sin empleo, la mayoría de los estadounidenses se
ha contentado con salarios reales inferiores o que se han elevado
más lentamente que el crecimiento de la economía.
Aunque el desempleo que vino después de la Gran
Recesión sigue siendo alto, los puestos de trabajo
lentamente vuelven. Pero, para conseguirlos, muchos tienen que
aceptar una paga inferior.

Hace más de tres décadas,
el comercio y la tecnología empezaron a abrir una brecha
entre las ganancias del nivel más alto y las demás.
La paga de los titulados por prestigiosas universidades ha
remontado el vuelo. Pero la paga y prestaciones de la
mayoría de los trabajadores se han mantenido o bajado. Y
la consiguiente división también ha hecho que las
familias estadounidenses de clase media se sientan menos
seguras.

El Gobierno podría haber hecho cumplir la
negociación básica. Pero hizo lo contrario. Redujo
drásticamente los bienes públicos y las
inversiones, golpeando los presupuestos escolares, incrementando
el coste de la educación pública superior,
reduciendo la formación laboral, recortando el transporte
público y dejando que los puentes, puertos y autopistas se
deterioraran.

Hizo trizas las redes de seguridad,
reduciendo la ayuda para las familias desempleadas con hijos,
endureciendo las condiciones para optar a los cupones de
alimentos, y recortando el seguro de desempleo tanto que, en
2007, sólo el 40 por ciento de los parados estaba
cubierto. Redujo a la mitad el tipo máximo del impuesto
sobre la renta, pasando del ámbito del 70-90 que
prevalecía durante la Gran Prosperidad al del 28-35 por
ciento; permitió a muchos ricos tratar sus ingresos como
ganancias de capital sometidas a un impuesto del 15 por ciento; y
contrajo los impuestos de sucesiones que sólo afectaban al
1,5 por ciento de los asalariados del máximo nivel. Pero
al mismo tiempo, EEUU impulsó los impuestos sobre el
consumo y las nóminas, que se llevaron un trozo de la paga
de la clase media y los pobres mayor que de los ricos.

Tres mecanismos de supervivencia

Pero Estados Unidos siguió
comprando mediante tres mecanismos de supervivencia. El primero:
las mujeres entran en el trabajo retribuido a partir de finales
de los 70, y subiendo en los 80 y 90. Para la parte relativamente
pequeña de mujeres con títulos universitarios, era
la consecuencia natural de oportunidades educativas más
amplias y de las nuevas leyes contra la discriminación,
las cuales abrieron posibilidades profesionales. Pero la gran
mayoría lo hizo para aumentar los ingresos familiares
cuando los hogares se vieron golpeados por el estancamiento de
los salarios de los hombres. Esta transición de la mujer
al trabajo remunerado ha sido uno de los cambios sociales y
económicos más importantes de las últimas
décadas. En 1966, el 20 por ciento de las madres con hijos
pequeños trabajaba fuera de casa. A finales de los 90, la
proporción se había elevado al 60. Para las mujeres
casadas con hijos de menos de 6 años, la
transformación ha sido aún más
dramática, del 12 de finales de los 60 al 55 por ciento a
finales del siglo XX.

Mecanismo de supervivencia número
dos: todos trabajan más horas. En 2005, no era
extraño que los hombres trabajaran más de 60 horas
a la semana y las mujeres, más de 50. Es decir, el
estadounidense medio hacía más de 2.200 horas al
año, 350 por encima del europeo medio, más incluso
que un japonés.

Mecanismo de supervivencia número
tres: gastarse los ahorros y tomar prestado hasta las cejas. Tras
agotar los dos primeros mecanismos, era la única forma en
que los estadounidenses podían seguir consumiendo como
antes. Durante la Gran Prosperidad, la clase media ahorraba el 9
por ciento de sus ingresos. A finales de los 80 y principios de
los 90, esa parte se había cercenado al 7 por ciento.
Después, la tasa de ahorro cayó al 6 en 1994, y
siguió bajando hasta el 3 en 1999. En 2008, los
estadounidenses no ahorraron nada. Mientras, la deuda de los
hogares explotó. En 2007, el estadounidense medio
debía el 138 por ciento de sus ingresos después de
impuestos.

Los tres mecanismos se han agotado. El
desafío consiste en restaurar la enorme clase media
estadounidense. Esto exige resucitar la negociación
básica que relaciona los salarios con las ganancias
generales, y facilitarle a la clase media una porción de
la tarta suficiente. Como deberíamos haber aprendido de La
Gran Prosperidad, no es posible una economía creciente y
vibrante sin una clase media creciente y vibrante.

"The Truth About the Economy"

En un video llamado "The Truth About the Economy"
(17/6/11) Robert Bernard Reich un economista que estuvo en
el gobierno de Bill Clinton, antiguo profesor de Harvard y
actualmente en la Universidad de California en Berkeley, expone
lo que considera es la verdad sobre la economía actual,
sobre cuál es el principal error que estamos
cometiendo.

El razonamiento que se realiza, con datos válidos
para Estados Unidos, es el siguiente. En los últimos 30
años el PIB se ha doblado, pero, paradójicamente,
los sueldos se han estancado y son prácticamente iguales
que por aquel entonces. ¿Quién es el responsable?
La inflación, ganamos más nominalmente pero no
realmente. Entonces, ¿a dónde van las ganancias?
Según el Sr. Reich a los "super rich" (súper
ricos), que identifica como los que están en la cima de la
pirámide cuando de dinero hablamos. Lo justifica con los
datos de ingresos, hace treinta años el 1% más rico
de la población se llevaba a su casa el 10% de los
ingresos totales, hoy es el 20% y poseen el 40% de la riqueza del
país.

Monografias.com

Monografias.com

Vemos que el "top 20%" gana un 59.1% de los ingresos
totales, pero por la contra paga el 64.3% de los
impuestos.

La cuestión no son tanto los tipos impositivos
como la creciente divergencia entre "ricos y pobres", no es que
los ricos paguen poco, es que "los pobres" ganan poco.

Más datos interesantes, cómo evoluciona el
sueldo de un CEO en relación al empleado medio:

Monografias.com

¿Curioso, no? Actualmente un CEO gana unas 350
veces más que un empleado medio mientras el ratio
histórico es inferior a las 100 veces. Además vemos
que los sueldos en la parte alta de la jerarquía suben muy
por encima de los beneficios a la par que los de los trabajadores
se estancan. Y si bien es simplificar demasiado centrarse en los
"CEO" vamos enfocando el problema.

¿En dónde converge todo esto?
Globalización… Observen el siguiente
gráfico.

Monografias.com

Si bien los resultados del 40% son puntuales, el
progresivo menor porcentaje sobre el total por el impuesto de
sociedades es un hecho. A raíz de la Segunda Guerra
Mundial y coincidiendo con la apertura de mercados y fronteras
parece que las empresas han buscado la forma de "optimizar" su
carga fiscal aprovechando esta circunstancia, llegando a
mínimos del 10% sobre el total o incluso menos.

Claro, con un tipo marginal de los más altos del
mundo en Estados Unidos la "optimización" puede
entenderse, donde ya jugamos a algo peligroso es cuando una
empresa como Google tributa el 2.4% gracias a Irlanda pero sus
beneficios vienen de otros lugares con altos impuestos. Es decir,
hago mis negocios gracias a unos pero les doy el dinero a otros.
Y si bien es injusto personificar en Google porque muchas lo
hacen, es un ejemplo que muestra perfectamente lo que está
ocurriendo globalmente.

Los viejos paradigmas tributarios están "KO". Es
cierto que las empresas crean riqueza, pero el Estado no puede
sustentarse gracias a los sueldos que generan, salvo aplicando
tipos de tinte confiscatorio, y por tanto se necesita
también una parte de sus beneficios. Algo francamente
difícil tal y como están las cosas.

– ¿Por qué falla la máquina de
empleos de EEUU? (The Wall Street Journal –
29/7/11)

Las empresas producen y ganan
más, pero no aumentan su personal

(Por David Wessel) Lectura recomendada

He aquí algunos números del
desempeño de las empresas y el mercado laboral en Estados
Unidos que sirven de barómetros clave de la
economía del país. En los últimos 10
años:

– La producción de bienes y servicios se ha
expandido 19%.

– Las ganancias de las empresas que no pertenecen al
sector financiero han aumentado 85%.

– La fuerza laboral ha crecido en 10,1 millones de
empleos.

– El número de puestos de trabajo del sector
privado, sin embargo, se ha reducido en casi dos
millones.

– Y el porcentaje de adultos estadounidenses con trabajo
se ha reducido a 58,2%, un nivel que no se había visto
desde 1983.

¿Por qué está fallando la
máquina de empleos estadounidense? Como
señaló hace poco Greg Hayes, director financiero de
United Technologies Corp., "las ventas han regresado, pero la
gente no".

En gran parte, eso ocurre porque la economía
crece demasiado despacio o como para absorber la fuerza laboral
disponible, y los sectores que suelen contratar en las primeras
etapas de la recuperación -como la construcción y
la pequeña empresa- se vieron paralizados por el
descalabro del crédito.

También hay que considerar el factor de la
confianza. Si los empleadores estuvieran seguros de que
podrían vender más, contratarían a
más personas. Si estuvieran menos inseguros de la
durabilidad de la recuperación y otros factores,
estarían más inclinados a incrementar sus niveles
de contratación.

Hay, además, un fenómeno
que precede a la recesión y que ha persistido a lo largo
de ella. Se trata de los cambios en la forma en que funciona el
mercado y cómo los empleadores ven a su fuerza
laboral.

Trabajadores desechables

Los ejecutivos lo llaman
"reducción estructural de costos" o "flexibilidad". El
economista Robert Gordon, de la Universidad de Northwestern, lo
llama el surgimiento de "los trabajadores desechables", una
abreviación de una estrategia de las empresas para reducir
costos laborales dondequiera que puedan, a un nivel sin
precedentes.

El economista Alan Krueger, de la Universidad de
Princeton, calcula que 70% de la escasez de trabajo actual es
simplemente cíclica, el resultado de una decepcionante
recuperación de una profunda recesión. Sin embargo,
atribuye 30% a cambios en el mercado laboral que comenzaron una
década atrás o más.

Consideremos lo siguiente:

En la recesión más reciente y en las dos
anteriores -1990-91 y 2001- los empleadores han sido más
rápidos a la hora de despedir empleados y recortar sus
horas de trabajo que en las recesiones que las habían
precedido. Muchos de ellos también fueron más
lentos para volver a contratar. Como resultado, la
"recuperación sin empleo" se ha convertido en la
norma.

En el pasado, cuando los negocios se desplomaban, las
empresas reducían personal y aceptaban menos trabajo por
empleado. Durante la profunda recesión de principios de la
década del 70, la producción estadounidense de
bienes y servicios se redujo en 5% y el empleo en 2,5%. Los
economistas trataban de comprender el "acaparamiento laboral", la
tendencia de las empresas a retener a los empleados que no
necesitaban.

Pero ya nadie piensa así. Entre
finales de 2007 (cuando el empleo estadounidense alcanzó
su mayor pico) y finales de 2009 (cuando tocó fondo), la
producción estadounidense de bienes y servicios
disminuyó 4,5%, pero el número de trabajadores se
redujo mucho más: 8,3%. El rompecabezas de hoy es
entonces: ¿cómo y por qué los empleadores
lograron aumentar la productividad, o la producción por
hora de trabajo, como nunca antes durante la peor recesión
en décadas?

La nueva norma

En una época anterior, cuando
más estadounidenses trabajaban en líneas de
ensamblaje, muchos despidos eran temporales. Cuando el negocio se
recuperaba, los trabajadores volvían a ser convocados, a
menudo debido a garantías sindicales.

En el peor momento de la recesión
de 1980-82, uno de cada cinco desempleados correspondía a
un "despido temporal". En la reciente recesión, la
proporción de despidos temporales nunca fue superior a uno
de cada 10. Eso se debe en parte a que menos estadounidenses
trabajan en fábricas. Hoy, en cambio, si un restaurante no
tiene suficientes clientes, quiebra.

"Cuando los despidos son temporales, las
recontrataciones pueden realizarse muy rápido", comentan
los economistas Erica Groshen y Simon Potter, de la Reserva
Federal de Nueva York.

Cuando los despidos son permanentes, la
recuperación del empleo es lenta, añaden. Si el
empleador quiere contratar, debe embarcarse en la tarea de
revisar currículos, lo que consume mucho
tiempo.

Las empresas, con sus ojos fijos en
el precio de las acciones y en las ganancias, valoran más
que nunca la flexibilidad encima de la estabilidad. La
recesión les demostró que podían hacer
más con menos trabajadores de lo que muchos de ellos
creían.

En una encuesta a 2.000 empresas a
principios de este año, McKinsey Global Institute, el
centro de estudios de la enorme empresa de consultoría,
encontró que 58% de los empleadores esperaba tener
más trabajadores a tiempo parcial, temporales o
subcontratados en los próximos cinco años y
más de 21,5% trabajadores "tercerizados o
externos".

"La tecnología", señala McKinsey, "permite
a las empresas gestionar el empleo como un aporte variable. Con
el uso de nuevos sistemas de programación de recursos, se
pueden proveer de personal sólo cuando lo necesitan, ya
sea por un día completo o unas pocas horas".

Las agencias de ayuda temporal juegan un papel cada vez
más importante, desde la provisión de personal
fabril y administrativo hasta enfermeras e ingenieros.

Black & Veatch, una empresa de ingeniería de
Missouri, que antes de la recesión contaba con 9.600
empleados y los redujo luego a los 8.700 que tiene hoy, contrata
alrededor de 100 trabajadores por mes. Cerca de 10% de sus
empleados son temporales, indica Jim Lewis, jefe de recursos
humanos de la empresa. "Esa es una forma rápida de traer
gente, y da un poco de tiempo para saber si el crecimiento se
mantendrá o no", explica.

También facilita volver a recortar en tiempos
difíciles. Los trabajadores, en pocas palabras, ahora
pueden ser contratados "en el momento preciso". Y aparentemente,
muchos empleadores no creen que todavía sea el momento.
Debido a que "pueden contratar personal temporal casi al
instante, hay poca necesidad de contratar a la espera de una
recuperación en los negocios".

Cuando sí reclutan personal, las
grandes empresas multinacionales con sede en EEUU están en
mejor condición de y más dispuestas a contratar en
el exterior, en parte porque los salarios son a menudo más
baratos, pero también porque es allí donde
están sus clientes.

En la década de los 90, las
multinacionales incorporaron en EEUU casi dos puestos de trabajo
por cada nuevo empleo fuera del país; en tanto que en la
década siguiente, recortaron 2,9 millones de empleos
estadounidenses, mientras que aumentaron 2,4 millones en el
extranjero, de acuerdo con el Departamento de Comercio de
EEUU.

Hal Sirkin, de Boston Consulting Group (BCG), afirma que
el aumento de los salarios en China resta un poco de atractivo al
país. En 2000, los salarios de los trabajadores chinos
promediaron 3% de los de sus contrapartes estadounidenses. Hoy en
día, representan 9%, y la firma de consultoría
espera que la cifra llegue a 15% en 2015.
Sirkin predice que
ello impulsará a muchos fabricantes a devolver el trabajo
a EEUU. ¿Cuántos? Sirkin todavía trabaja en
un cálculo.

Aun cuando el gobierno cuenta 4,68 trabajadores
desempleados por cada puesto que se abre, algunos empleadores
insisten en que no pueden encontrar empleados con las habilidades
que necesitan a los salarios que pueden pagar…

La
deslocalización competitiva (una "aniquilación"
consentida del trabajador local)

"Las compañías multinacionales con
sede en Estados Unidos sumaron 1,5 millones de trabajadores a sus
nóminas en Asia y el Pacífico durante la
década de 2000 y 477.500 trabajadores en
Latinoamérica, al mismo tiempo que recortaron 864.000
empleos locales, informó el Departamento de Comercio de
EEUU, cuantificando una tendencia a la que se presta cada vez
más atención"…
Las multinacionales de EEUU
sumaron empleos en el extranjero, a la vez que redujeron su
nómina local, según un estudio (The Wall Street
Journal – 21/11/11)

"El rápido crecimiento en el extranjero se
concentró en los mercados emergentes como China, Brasil,
India y Europa Oriental", indicaron los economistas del
Departamento de Comercio estadounidense Kevin Barefoot y Raymond
Mataloni en un sumario de su encuesta anual de multinacionales en
la edición más reciente (2011) de la Encuesta de
Negocios Actuales que publica este departamento.

"Considerando el destino de las ventas de las filiales
en esos países", agregan, "la meta de las multinacionales
estadounidenses al expandir la producción era
principalmente vender a los clientes locales, en vez de reducir
sus costos laborales para bienes y servicios destinados a EEUU,
Europa Occidental y otros países de altos
ingresos".

Las cifras publicadas también muestran que
mientras las compañías estadounidenses aún
llevan a cabo el grueso de sus inversiones de capital y gastos en
investigación y desarrollo en EEUU, una proporción
cada vez más grande se está trasladando al
extranjero. Por ejemplo, las multinacionales redujeron sus gastos
en inversiones de capital en EEUU a una tasa anualizada de 0,2%
en la década de 2000 y la incrementaron a una tasa
anualizada de 4% en el extranjero. Aun así, destinaron US$
2,40 a gastos de capital en EEUU por cada US$ 1 gastado en el
extranjero.

Entre las compañías en industrias
diferentes a las finanzas, 57% de las contrataciones extranjeras
entre 1999 y 2009 fueron hechas en Asia. Las firmas sumaron
683.000 empleos en China, un aumento de 172% a lo largo de la
década y 392.000 trabajadores en India, un alza de 542%.
Otro 18% de las contrataciones en el extranjero tuvo lugar en
América Latina.

Monografias.com

Fuera de su país, las empresas estadounidenses
aún emplean más gente en Europa que en cualquier
otra parte del mundo. Buena parte de las contrataciones llevadas
a cabo durante la década analizada se hicieron en
países con mano de obra barata en Europa Oriental. Las
compañías despidieron a 14.700 trabajadores en
Alemania durante la década y apenas sumaron 8.700 en
Francia, a la vez que incrementaron sus nóminas en Polonia
en 135.500 y en Hungría en 53.700 trabajadores.

En total, las multinacionales estadounidenses emplearon
a 23,1 millones de trabajadores en EEUU en 2009 y 10,8 millones
en filiales en otros países en las que contaban con una
participación mayoritaria, un total que no refleja los
millones de empleados en empresas en el extranjero en las que no
tienen inversiones, pero de las cuales hacen grandes compras.
Entre 1989 y 1999, las multinacionales estadounidenses, incluso a
las firmas financieras, agregaron 4,4 millones de empleados en
EEUU y 2,7 millones en el extranjero.

En la década de 2000, tal como lo informó
el gobierno en abril, las firmas recortaron su fuerza laboral en
EEUU a medida que se expandían en el extranjero. Las
cifras más recientes muestran que las firmas eliminaron
864.600 empleos en EEUU entre 1999 y 2009 y sumaron 2,9 millones
en otros países.

La Oficina de Análisis Económico del
Departamento de Comercio lleva a cabo una encuesta cada cinco
años para incluir a compañías
multinacionales a las que no había prestado
atención. La actualización de 2009 incluyó a
multinacionales con grandes nóminas en EEUU que no se
encontraban en las cifras preliminares publicadas en abril. Las
cifras presentadas en aquel entonces indicaban que las
multinacionales habían eliminado 2,9 millones de empleos
en EEUU y sumado 2,4 millones en el extranjero durante la
década de 2000.

Buena parte de las inversiones y contrataciones en el
extranjero se han realizado en el sector de servicios y otras
industrias aparte de la manufactura. Entre las manufactureras
estadounidenses, cerca de 60% de sus empleados aún se
encuentra en EEUU. No obstante, estas empresas recortaron sus
nóminas en 2,1 millones de trabajadores en la
década pasada y sumaron 230.000 trabajadores en el
extranjero.

En total, las multinacionales dedicadas a la manufactura
emplearon a 6,9 millones trabajadores en EEUU en 2009 y 4,6
millones en el extranjero…

– El patrimonio neto de los hogares estadounidenses
disminuyó casi 40% entre 2007 y 2010 a niveles no
registrados desde 1992.

"El lunes, la Reserva Federal de Estados Unidos
publicó un informe que mostró que la media del
patrimonio neto de las familias disminuyó a US$ 77.300 en
2010, frente a los US$ 126.400 en 2007, lo que representa una
disminución de 38,8%, el mayor descenso desde que
comenzó este sondeo en 1989"…
El patrimonio neto de
las familias de EEUU cae casi 40% entre 2007 y 2010 (The Wall
Street Journal – 11/6/12)

El patrimonio neto de los hogares es un indicador de los
activos totales, como viviendas, acciones y pensiones, menos las
obligaciones totales, como hipotecas y deuda en tarjetas de
crédito. El patrimonio neto promedio cayó 14,7% en
el período.

Los ingresos y el patrimonio neto de las familias
estadounidenses cayeron en concordancia con las turbulencias de
la economía del país durante los últimos
tres años (2007-2010), según el Sondeo de las
Finanzas del Consumidor de la Fed, un panorama detallado de las
cuentas de los hogares que se realiza cada tres
años.

Los hogares cuyos activos estaban más vinculados
con propiedades residenciales registraron la mayor merma en su
patrimonio neto medio, que declinó a US$ 75.000 en 2010,
frente a los US$ 110.000 de tres años antes.

En 2010, el ingreso medio familiar cayó a US$
45.800 desde los US$ 49.600 en 2007, lo que representa una
caída de 7,7%. El ingreso promedio se contrajo 11,1%, de
US$ 88.300 a US$ 78.500.

La clase media sufrió la peor merma en su
ingreso. El 10% más acaudalado vio su ingreso neto
reducirse 1,4% en tres años, mientras que el de las
familias en el segundo y tercer cuartil declinó 12,1% y
7,7% respectivamente. El ingreso medio del cuartil más
bajo descendió 3,7%.

En cuanto a sus expectativas para sus ingresos futuros,
en 2010 poco más del 35% de las familias dijo no tener
claridad sobre sus ingresos el año próximo, frente
a 31,4% en 2007.

El 74,9% de las familias tenía algún tipo
de deuda en 2010, frente al 77% de tres años antes,
mientras que la cantidad de familias cuya deuda asciende a
más de 40% de su ingreso casi no varió.

En tanto, la proporción de hogares con balances
en las tarjetas de crédito cayó 6,7 puntos
porcentuales a 39,4% en 2010. El balance medio descendió
16,1% a US$ 2.600, mientras que el balance promedio
disminuyó 7,8% a US$ 7.100.

Pero la cantidad de familias atrasadas 60 días o
más en el pago de sus deudas aumentó a 10,8% en
2010, frente a 7,1% en 2007.

En términos generales, la deuda como porcentaje
de los activos de los hogares creció a 16,4% en 2010,
frente a 14,8% en 2007.

Por último, la proporción de familias que
ahorró durante el año precedente descendió
de 56,4% en 2007 a 52% en 2010, el nivel más bajo desde
1992.

– La vía hacia el trabajo masivo de clase
media se ha ido (entre el dolor y la rabia)

– El declive de los empleos industriales en EEUU
(BBCMundo – 8/8/12)

(Por Jonny Dymond) Lectura recomendada

En la planta de AMI, una productora de pilas de
combustible con base en Michigan, Estados Unidos, se puede
escuchar el futuro de la manufactura.

Es muy, muy silencioso.

El ruido más fuerte es el sonido de un ascensor
hidráulico utilizado para reemplazar bombillas.

El contraste con la manufactura tradicional es fuerte:
casi no hay ruido, casi no hay mugre, hay poco esfuerzo
físico. Y los requisitos para los trabajadores son muy
diferentes.

"Hay que tener personas listas que ayudan a construirla
de abajo a arriba", dice el presidente de AMI, Aaron
Crum.

"No forjamos más las cosas. Usamos láser
para cortar metal, extrudamos cerámica, hacemos cosas que
son diferentes. Y entonces, por eso, necesitamos una fuerza
laboral distinta para hacerlo realidad".

Décadas de pérdidas

En Estados Unidos, la industria
manufacturera está experimentando la misma
revolución tecnológica que envió a los
trabajadores de la agricultura a la industria al final del siglo
XIX, dice Lou Glazer, del grupo consultor Michigan Future
Inc.

En los años 50, dice, los
trabajos de fábrica correspondían a un tercio del
trabajo total en Estados Unidos. Ahora son menos del
10%.

Aunque el empleo industrial ha aumentado ligeramente en
los últimos meses -añadiendo 30.000 empleos desde
marzo- los beneficios palidecen junto a las pérdidas de la
última década.

En diez años han desaparecido 3,5
millones de empleos en el sector, lo que lleva el total a poco
menos de 12 millones.

Pero mientras el empleo ha caído,
la productividad se ha disparado.

No en vano, la Asociación Nacional de
Manufactureros de Estados Unidos se precia de que los
trabajadores de fábrica estadounidenses sean "los
más productivos del mundo".

A unos 30 minutos en auto de la planta de AMI
está el fantasma del pasado manufacturero: Willow
Run.

Es una planta increíblemente grande con
más de 460.000 metros cuadrados, que alguna vez produjo
aviones bombarderos Liberator, luego autos Kaiser, luego
transmisores y cuerpos de vehículos para General
Motors.

Willow Run cerró en 2010 cuando General Motors
quebró y buena parte de la fábrica es un
recordatorio impresionante de lo que era la manufactura: pesadas
prensas del tamaño de una casa de tres pisos se llenan de
polvo, los corredores serpentean sin fin aparente hacia la
penumbra y el aire es denso por el olor del aceite para
máquinas.

"No se necesitaba diploma"

Reunidos en una mesa en un restaurante cercano, antiguos
trabajadores de Willow Run recuerdan sus primeros días en
la planta.

Ahora cuando tienen alrededor de 50 años, ellos
explican cómo consiguieron el trabajo en la
planta.

"No se necesitaba un diploma de secundaria", dice
Sterling Mullins.

"Uno sólo debía ser un buen trabajador",
dice Gerry Gardner, "y debía ir todos los días,
pues no era un trabajo fácil".

Tom White creció en una finca, "así que
las habilidades que tenía no eran muy
aplicables".

Era la época en que la
manufactura servía a los hombres poco educados para
incluirse en la clase media industrial de Estados
Unidos.

"Uno podía meter a los hijos a la
universidad, teníamos un par de semanas de vacaciones",
dice Gardner.

"Y uno tenía suficiente dinero
para salir a comprar un auto nuevo. No éramos ricos -no
conduzco un Rolls Royce ni nada- pero sí me compré
un auto de General Motors".

Cambios

Los trabajos manufactureros
todavía son bien remunerados, con un promedio en 2010 de
US$ 77.186 en pagos y beneficios. Pero hay muchos menos y
están cambiando, según Glazer, el
consultor.

"La vía hacia el trabajo masivo
de clase media se ha ido", dice.

"El único trabajo de
fábrica con altos salarios va a ser para personas que
pueden programar y mantener máquinas. Ese trabajo va a ser
bien remunerado pero requiere habilidades más
desarrolladas".

Estados Unidos todavía es un jugador importante
en la industria manufacturera. Más del 18% de la
producción global manufacturera viene de fábricas
estadounidenses.

E incluso aunque la manufactura en Estados Unidos ha
tropezado un poco recientemente a causa de la caída en
órdenes de trabajo desde la eurozona, muchos de los
fabricantes de Michigan son optimistas sobre el
futuro.

Pero el genio no puede volver a meterse
en la botella.

La manufactura en Estados Unidos ya
cambió y continuará cambiando, presionada por un
lado por la tecnología y por el otro por la
globalización.

Será muy difícil que
los trabajadores estadounidenses menos hábiles obtengan un
estilo de vida similar al que obtuvo la generación que los
precedió.

El coste de la
desigualdad (distribución de ingresos y
pobreza):
actualización de la Hemeroteca (enero 2012 – enero
2013)

A continuación se presenta un recorrido
(específico) de cabotaje, para destacar otros "hitos" del
largo viaje a ninguna parte, provocado por los cambios en la
participación de los salarios en los países
desarrollados (la cadena del dolor).

Como dice Cesar Vidal, sin la intención de agotar
el tema, los hechos son los siguientes:

"Grupos de delincuentes que pertenecen a las
comunidades nómadas británicas e irlandesas han
estado transportando hombres británicos al exterior para
hacerlos trabajar como virtuales esclavos"…
Denuncian
esclavitud moderna en el corazón de Europa (BBCMundo –
3/2/12)

Una investigación de la BBC encontró por
lo menos 32 víctimas en esta situación.

La Comisión Europea describe el hecho como
esclavitud moderna y señala que se trata sólo de la
punta del iceberg.

Se confirmaron casos en seis países europeos,
entre los que se incluye Suecia, Noruega y
Bélgica.

Las pandillas recogen a hombres que se encuentra en
situación vulnerable, viviendo en las calles
británicas, frecuentemente padeciendo problemas de alcohol
y de drogas.

Se les promete trabajo bien remunerado, pero luego se
les traslada al exterior donde son forzados a trabajar largas y
duras horas asfaltando o pavimentando carreteras por muy poco
dinero o nada.

La BBC conversó con uno de los hombres que
llegó al puerto sueco de Malmo junto a otros dos
británicos que no tenían techo cuando fueron
recogidos. Pidió no ser identificado temiendo por su
seguridad.

Los hombres trabajaron 14 horas al día con muy
poca remuneración o sin pago y viviendo en condiciones
terribles y hacinados. Estaban demasiado asustados para escapar
hasta que la policía sueca les ofreció
ayuda.

"He visto a personas amenazadas con hachas",
señaló. "He visto como los han pateado y golpeado.
A mí casi me lanzan desde un vehículo en
movimiento. Es una situación muy tensa. Uno espera lo que
pueda pasar después".

La comisionada europea para Asuntos Internos, Cecilia
Malmstron, teme que estos casos sólo sean solo una muestra
de una situación más grave y compleja.

"Es un crimen horrible y es esclavitud moderna.
Están utilizando a gente muy vulnerable y especialmente
durante tiempos económicos duros, gente que ha perdido sus
empleos, que no tienen dónde vivir, que han sido
expulsados de casa por sus familiares. Tenemos que actuar con
más fuerza de lo que lo hemos hecho. Es sólo
recientemente que nos hemos dado cuenta de la magnitud del
problema".

El gerente responsable sobre tráfico humano en la
Oficina Europea de Policía (Europol), David Ellery, dice
que las pandillas de nómadas han estado cometiendo esos
actos criminales durante mucho tiempo.

"Han estado atacando a los vulnerables en la sociedad,
obligándolos a trabajar, pero los casos no están
categorizados como tráfico humano. El trabajo se hace
normalmente en el norte de Europa donde trabajan en zonas
rurales, concentrándose en conseguir víctimas
locales de edad avanzada. A estas personas se les intimida a
pagar por un trabajo considerable así que el crimen es
doble; explotación de las víctimas y estafa de la
personas que paga"…

"Alemania cuenta con un envidiable 7,4% de paro,
según datos de la Agencia Federal de Trabajo del
último mes de febrero. Sin embargo, un estudio del
Instituto para el Trabajo y la Cualificación de la
universidad de Duisburg-Essen alerta sobre las carencias del
sistema laboral alemán"…
Uno de cada cuatro
alemanes cobra menos de 9,15 euros brutos por hora (El Economista
16/3/12)

Alrededor de ocho millones de personas, lo que equivale
a uno de cada cuatro trabajadores, cobra menos de 9,15 euros
brutos por hora. El estudio calcula que el salario medio en
Alemania se sitúa en los 13,73 euros por hora.

El periódico alemán Süddeutsche
Zeitung
publicó el 15/3/12 las cifras del estudio en
un artículo en el que muestra las "sombras" del "milagro"
del sistema laboral alemán y en el que se plantea si
sólo se trata de una "quimera".

Entre los años 1995 y 2012 se registró un
aumento de 2,3 millones de empleados que recibieron un salario
mínimo. El estudio también alerta de que 1,4
millones de empleados en Alemania no llegan a ganar cinco euros
por hora trabajada. La mitad de los trabajadores que reciben esta
remuneración trabaja a jornada completa.

Las diferencias entre el este y del oeste de Alemania
aún están presentes, incluso más de veinte
años después de la reunificación. En 2010,
la media de los salarios más bajos se situó en 6,68
euros en el Oeste del país, y en 6,52 euros en las partes
de la antigua República Democrática
Alemana.

El estudio alerta además de la situación
precaria en la que se encuentran los empleados de los llamados
minijobs (mini trabajos), por los que un empleado recibe un
sueldo base de 400 euros mensuales, sin tener que restarle
impuestos.

Hasta 7,4 millones de personas, especialmente mujeres,
tienen un minijob en Alemania. Estos puestos de trabajo se
crearon para personas que querían ampliar los ingresos de
una pensión, jóvenes estudiantes o para gente que
ya recibía un subsidio social.

– Stiglitz: "La economía de EEUU lleva estancada
más de medio siglo" (El Economista – 11/7/12)
Lectura recomendada

La economía de EEUU se encuentra
en una situación desesperada según explica el
Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en una entrevista
parte de un documental sobre la economía del país.
En un adelanto ofrecido por la revista Vanity Fair, el
economista asegura que "si nos fijamos en los ingresos del
trabajador típico en los Estados Unidos hoy en día,
es el mismo que en 1968. Es decir, llevamos la mitad de un siglo
estancados".

Desde su punto de vista, la culpa de esta desigualdad de
ingresos se encuentra en el sistema político. "La
desigualdad en la economía se traduce en la desigualdad en
la política, y en particular en el contexto de EEUU, donde
la financiación de campaña y las labores de lobby
son muy importantes", explicó.

Tras afirmar que este sistema no es adecuado, Stiglitz
dejó claro que "fundamentalmente, la cuestión clave
estará en hacer frente a las reformas políticas que
necesitamos para que nuestros políticos impongan las
medidas económicas que necesitamos".

El Premio Nobel de Economía
dejó claro que antes EEUU era considerado como "la tierra
de las oportunidades" sin embargo aclara que sus oportunidades
son a día de hoy "menores que en cualquiera de las otras
economías avanzadas". Es por ello que considera que la
idea de América como una tierra de oportunidades "ha
desaparecido".

– Bernanke propugna el "bienestar económico"
(Cinco Días – 6/8/12)

El presidente de la Reserva Federal, Ben
Bernanke, afirmó hoy que los economistas deben medir,
además de variables como ingresos, riqueza o consumo,
otros datos para lograr el "bienestar económico" de una
sociedad, y citó el caso de Bután, que mide su
progreso por el índice de felicidad nacional.

(Efe – Washington) Lectura recomendada

En un discurso pregrabado para la apertura de una
conferencia de economistas en Cambridge (Massachusetts), Bernanke
dijo que "el propósito último de la
economía, por supuesto, es entender y promover la mejora
del bienestar". Por esa razón, opinó,
"deberíamos buscar mejores y más directas medidas
del bienestar económico", ya que, pese a que datos
agregados como el consumo o el ingreso disponible mejoren,
"muchas personas y hogares continúan enfrentados a
dificultades económicas y financieras".

La atención exclusiva a los
números agregados "probablemente nos devuelva una foto
incompleta de lo que muchas personas experimentan", agregó
el presidente del banco emisor de Estados Unidos, quien
recordó "casos interesantes" como el del Reino de
Bután.

Este pequeño y aislado reino del Himalaya mide su
progreso desde 1972 no mediante el producto interior bruto (PIB)
sino de un índice de felicidad nacional que incorpora
indicadores como educación, salud o religiosidad,
además de los ingresos.

Bután, que no figura en los principales puestos
de los índices de desarrollo económico del mundo,
es, sin embargo, el país más feliz de Asia y el
octavo del mundo, según Business Week.

Precisamente a petición de ese reino, la Asamblea
General de la ONU proclamó a finales de junio pasado el 20
de marzo como el Día Internacional de la Felicidad, una
celebración con la que pretende recordar cada año
que la búsqueda de la felicidad es "un objetivo humano
fundamental".

Con anterioridad, en julio de 2011, la misma Asamblea
General reconoció que la búsqueda de la felicidad
es "un objetivo humano fundamental".

Bernanke recordó hoy que algunos economistas ya
reconocen el mayor papel de la psicología, que
serviría para tener en cuenta como se percibe el riesgo,
la autonomía, la desigualdad o la incertidumbre,
así como para detallar la importancia de los lazos con la
comunidad.

"Renta y riqueza contribuyen a la
felicidad percibida, pero esta relación es más
compleja y dependiente del contexto de lo que la teoría
sugiere. Otros indicadores que contribuyen a la
satisfacción son el sentido de pertenencia a la familia,
el grupo o a una comunidad, así como el control de la vida
propia", indicó Bernanke.

"En EEUU, la dependencia de los ciudadanos respecto
al Gobierno va en aumento, y actualmente más de la mitad
de la población depende de las ayudas federales para
sobrevivir. Mientras la administración Obama rebaja los
requisitos para poder acceder a estos subsidios, cada vez
más estadounidenses afirman preferirlo así"…

Insostenible: Más de la mitad de los estadounidenses
dependen de los subsidios (Negocios.com –
23/8/12)

Desde 2009 se han reducido los requisitos para acceder a
MedicAid- el programa de seguro médico estatal-, cartillas
de alimentos, subsidios de desempleo, exención del pago
del IRPF… Según relata RT en su web, 165 del total de
308 millones de estadounidenses dependen del estado de
algún modo. De ellos, 107 se benefician de la asistencia
social federal, 46 millones están afiliados a MedicAid y
22 millones son funcionarios.

Desde la llegada de Obama a la Casa Blanca, el
número de ciudadanos que recibe prestaciones ha aumentado
en 10 millones, hasta alcanzar los 107 dependientes, según
un informe realizado por el Comité Presupuestario del
Senado. El aumento de norteamericanos que, durante ese periodo,
comenzaron a beneficiarse de las cartillas de alimentos ha
ascendido en más de 14 millones.

"Con el plan Obama, no tendrás que trabajar y no
tendrás que entrenarte para un trabajo: simplemente te
enviarán un cheque de subsidio", comenzaba un anuncio
televisivo anti-Obama lanzado recientemente.

Y parece que cada vez más estadounidenses lo
prefieren así. En 2011, un informe de Globescan
mostró que el número de ciudadanos que defienden
una economía de libre mercado descendió a 59% desde
el 74% del año anterior, cayendo por debajo de China y
Brasil. Cuando Globescan realizó por primera vez esta
encuesta, hace 10 años, el 80% de los estadounidenses
estaban a favor de una economía de libre mercado. Una
constante es que las personas con menores rentas anuales son
más propensas a estar en contra de una economía de
libre mercado.

El Índice Anual de Dependencia del Gobierno,
publicado en Febrero, descubrió que desde 2008, la
dependencia de los estadounidenses respecto a su gobierno ha
crecido un 23%. El Gobierno estadounidense batió su propio
record el año pasado, gastando el máximo en
asistencia estatal en la historia de la nación.

En la actualidad, The Heritage Foundation calcula que
los estadounidenses que dependen de la asistencia federal
perciben de media, 32.784 dólares anualmente, mientras que
el salario anual promedio de un trabajador se tasa en 26.364
dólares.

"Esperamos que el Gobierno cuide de nosotros desde la
cuna a la tumba", decía un análisis en el blog
Economic Collapse.

En 2010, más del 70% del presupuesto del Gobierno
de EEUU se invirtió en programas de dependencia. En 1962,
solo se empleaba el 28,3% para ese fin.

Sin embargo, el coste de esos programas recae en quienes
no se benefician de ellos. Las mitad de los hogares de EEUU no
paga el IRPF, y a la vez, esas familias son las que tienen
mayores probabilidades de acceder a los subsidios y las cartillas
de alimento.

Así, la dependencia crece y el número de
trabajadores que pagan impuestos para financiarla disminuye,
dando lugar a una situación insostenible.

"El impacto de la actual crisis en los
hábitos de los consumidores ha llevado a la
compañía anglo holandesa de alimentación y
productos de consumo Unilever ha replantarse su modelo de negocio
aplicando en Europa estrategias propias de mercados emergentes
ante lo que prevé que será una vuelta a la pobreza
en el Viejo Continente"…
Unilever revisa el modelo de
negocio porque "la pobreza vuelve a Europa" (Expansión –
27/8/12)

"La pobreza regresa a Europa", reconoce el responsable
para Europa de la tercera mayor compañía mundial de
productos de consumo, Jan Zijderveld, en declaraciones al diario
alemán "Financial Times Deutschland" (FTD). "Si un
español únicamente gasta una media de 17 euros en
cada compra, entonces no puedo venderle detergente por la mitad
de su presupuesto", añade.

De este modo, el consejero delegado en Europa de la
compañía propietaria de marcas como Knorr, Lipton,
Rexona o Pond's, apunta la intención de Unilever de
trasladar a Europa estrategias ya probadas en mercados
emergentes. "En Indonesia, vendemos dosis individuales de
champú a 2 ó 3 céntimos y aun así
obtenemos un beneficio decente", dice Zijderveld.

"Sabemos cómo hacerlo, pero en Europa nos
habíamos olvidado durante los años anteriores a la
crisis", añade Zijderveld, quien antes de hacerse con las
riendas de Unilever en Europa dirigió durante tres
años el negocio de la multinacional en el sudeste
asiático.

De hecho, el diario alemán señala que
Unilever ha comenzado a vender en España detergente bajo
la marca "Surf" en un formato con dosis para únicamente
cinco lavados, mientras que en Grecia la multinacional ya ofrece
mahonesa y puré de patatas en paquetes individuales,
mientras que vende productos básicos como aceite de oliva
o té bajó marcas baratas locales, una estrategia
también adoptada en Reino unido.

"Una semana laboral de seis días. Esa es
quizás la propuesta más llamativa del conjunto de
sugerencias que los acreedores internacionales de Grecia le
hicieron al gobierno griego para aumentar los ingresos del
estado, asfixiado por la deuda económica"…
Proponen
semana laboral de 6 días para "salvar" a Grecia (BBCMundo
5/9/12)

Las propuestas formaban parte de una carta filtrada a la
prensa que los acreedores, conocidos como "la troika", le
enviaron al ministro griego de Finanzas.

En el documento se sugerían otras medidas
destinadas a hacer un ajuste radical del mercado laboral
griego.

"El máximo de jornadas laborales se
extendería hasta seis a la semana en todos los sectores",
informó el corresponsal de la BBC en Atenas, Mark
Lowen.

"El descanso diario mínimo se limitaría a
11 horas y se eliminarían las restricciones de tiempo
mínimo entre los turnos de la mañana y la tarde",
añadió.

Todas estas son propuestas no oficiales, sugeridas al
gobierno griego por representantes de la Unión Europea, el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, pero no
aprobadas.

Según el corresponsal de la BBC lo interesante es
que "revelan hasta qué punto los acreedores
internacionales sienten que las reformas son
necesarias".

"Las acciones de Estados Unidos escalaron el jueves
a su nivel más alto en años, impulsadas por la
promesa de estímulo de los principales funcionarios
bancarios europeos y señales de un fortalecimiento de la
economía estadounidense"…
Las acciones de EEUU
cierran en máximos desde la crisis (The Wall Street
Journal – 6/9/12)

El índice Standard & Poor's 500 se
elevó 28,68 puntos, o 2,04%, a 1.432,12, su nivel
más alto desde enero de 2008. El Compuesto Nasdaq
ganó 66,54 puntos, o 2,17%, para cerrar en 3.135,81, un
máximo de más de una década al alcanzar
niveles no observados desde la burbuja tecnológica de
2000.

El Promedio Industrial Dow Jones escaló 244,52
puntos, o 1,87%, a 13.292, su nivel más alto desde
diciembre de 2007.

Los avances cierran un repunte de tres meses que se
produjo durante un período de sombrías noticias
económicas. Pero las esperanzas de acción por parte
de los bancos centrales en EEUU y Europa ayudaron a empujar los
índices a nuevos máximos. Muchos inversionistas se
han visto en la disyuntiva de ir tras las ganancias o sentarse a
esperar un declive.

"Uno de cada cinco trabajadores de la rica Alemania
cobra menos de diez euros por hora trabajada, en muchos casos
apenas cinco euros, y esta modalidad laboral se está
enquistando con la proliferación de los minijobs, trabajos
a tiempo parcial, empleos secundarios y chapuzas varias que
realizan especialmente jubilados que necesitan complementar de
alguna manera sus magras pensiones. Y la tendencia es creciente,
según confirma la Oficina Federal de
Estadísticas"…
El 20% de los alemanes cobra menos
de 10 euros por hora trabajada (El Confidencial –
11/9/12)

Es lo que se define aquí oficialmente como
"ocupaciones atípicas", aunque en este grupo de personas
con ingresos muy bajos figuran, por ejemplo, los taxistas, los
empleados de peluquerías y centros de belleza o
cosmética, quienes trabajan en el sector de la
restauración o la hostelería y en los servicios de
limpieza.

El Instituto Alemán de Investigaciones
Económicas (DIW) denuncia en un reciente informe que la
necesidad y la pobreza de estas personas les lleva a aceptar
más horas de las estipuladas, sobre todo cuando tienen
contratos a tiempo parcial. En muchos casos, las personas que
trabajan en este sector llegan a las 45 y hasta las 50 horas
semanales, en un intento por conseguir un salario algo más
generoso.

Según el DIW, el tiempo medio de trabajo en la
República Federal son 42,8 horas semanales. Sólo el
20% no se ve obligado a hacer horas extras, y ésta es la
regla, más que la excepción, en el caso de los peor
pagados. El único consuelo que pueden tener estos
últimos es que las personas con sueldos altos muy a menudo
también se ven obligadas a prolongar la
jornada.

La progresión en este sector de los asalariados
pobres, los "working poor", está creando un problema
añadido para este Estado que se vanagloria de un nivel
bajísimo de desempleo. Este colectivo es ya un sector
social concreto cuyo futuro vital se define bajo el concepto de
"Viejos pobres de solemnidad": aquellos que tendrán una
jubilación por debajo de los 680 euros, y que plantean un
enorme desafío a la Seguridad Social alemana.

La ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen (CDU), ha
puesto ya el grito de alarma sobre este problema que se ve venir
a toda velocidad. En vísperas de la campaña
electoral para las elecciones de dentro de un año, Der
Leyen ha hablado de poner en marcha un sistema de pensiones
paralelo al ya existente para hacer frente a las necesidades de
estos ancianos pobres, que son hoy los subempleados de un
país que pasa por ser -todavía- el motor
económico de la Unión Europea y que se precia de no
haber introducido el salario mínimo legal "por temor a que
destruya puestos de trabajo".

– ¿Podrá el nuevo iPhone impulsar la
economía de EEUU? (The Wall Street Journal –
11/9/12)

(Por Sudeep Reddy) Lectura recomendada

El próximo iPhone, que Apple Inc.
planea dar a conocer el miércoles, podría lograr lo
que le ha costado trabajo a la Casa Blanca, el Congreso y la
Reserva Federal de Estados Unidos: impulsar la principal
economía del mundo.

Las ventas del nuevo teléfono
podrían sumar entre un cuarto de punto porcentual y medio
punto porcentual a la tasa anual de crecimiento económico
en EEUU en el cuarto trimestre,
estima Michael Feroli,
economista jefe para el país de J.P. Morgan Chase &
Co. Esto podría proteger la débil economía
estadounidense frente a otros riesgos durante los últimos
meses del año.

En una nota enviada a clientes (titulada "¿Puede
un pequeño teléfono tener un impacto sobre el
PIB?"), Feroli hace las cuentas: los analistas de valores de J.P.
Morgan esperan que Apple venda unos ocho millones de unidades del
nuevo iPhone en los últimos tres meses del año. Si
el teléfono se vende por unos US$ 600, con unos US$ 200
que se cuentan como componente importados, entonces US$ 400 por
teléfono figurarían en la medida del gobierno de
Producto Interno Bruto.

Aunque los consumidores no pagan esa cifra por el
aparato, gracias a los subsidios que aplican los operadores de
telefonía celular, Feroli explica que las empresas a
menudo reportan las ventas de los teléfonos con base en el
precio independiente del producto.

En conclusión: las ventas del
nuevo iPhone podrían representar un auge de US$ 3.200
millones para el PIB en el cuarto trimestre, o US$ 12.800
millones a una tasa anual. Esto es un aumento de 0,33 puntos
porcentuales en la tasa anualizada de crecimiento del PIB. El
analista dice que el incremento podría ser incluso mayor.
Un tercio de un punto porcentual limitaría el riesgo de
que la economía se expanda más lento que las
proyecciones de crecimiento de 2% para el cuarto trimestre que
tiene J.P. Morgan.

Feroli advierte que la estimación "parece
bastante amplia, y por ese motivo debería ser tratada con
escepticismo" pero agrega: "Creemos que la evidencia reciente es
consistente con esta proyección".

Una pista es que cuando el iPhone 4S salió al
mercado en octubre de 2011, más de la mitad del aumento de
0,8% en las ventas básicas minoristas (que excluyen autos,
gasolina y materiales de construcción) se registraron en
las categorías de ventas en línea y ventas de
computadoras y software. Las dos categorías combinadas
registraron su mayor aumento mensual registrado. El analista
estima que el crecimiento de las ventas se debió al
iPhone, que impulsó el PIB entre un décimo y un
quinto de punto porcentual. El lanzamiento del nuevo iPhone
será aún mayor que eso, proyecta, lo que
haría que la estimación más reciente sea
"razonable".

Durante el cuarto trimestre de 2011 la economía
de EEUU se expandió rápidamente a una tasa
anualizada de 4,1%, y luego se desaceleró
significativamente a 2% durante el primer trimestre de este
año y a 1,7% en el segundo trimestre.

Muchos analistas han reducido sus previsiones de
crecimiento económico para el segundo semestre por razones
que incluyen la sequía en zonas agrícolas, el alza
en los precios del petróleo e incertidumbre sobre las
políticas presupuestales de EEUU. La semana pasada, la
firma de pronósticos Macroeconomic Advisors redujo sus
previsiones para el crecimiento del PIB de EEUU en el tercer
trimestre a 1,5% y el cuarto trimestre a 1,4%.

"La perspectiva del empleo mundial para el cuarto
trimestre se ha debilitado debido a que una combinación de
factores, como las elecciones estadounidenses y la crisis de
deuda de la zona euro, están lastrando las expectativas
económicas y los planes de gastos de las
compañías"…
Se debilita la perspectiva de
empleo mundial según informe (The Wall Street Journal –
12/9/12)

Un informe trimestral publicado el martes por la empresa
de empleo ManpowerGroup mostró que entre los 42
países consultados, se espera que 26 contraten menos
personal en el cuarto trimestre que hace un
año.

"Hay demasiada incertidumbre en el mercado laboral
mundial y esto está minando la confianza de
contratación de los empleadores", afirma Jeffrey A.
Joerres, presidente y consejero delegado de ManpowerGroup. "Si
estas incertidumbres -la crisis de deuda en Europa, rumores de
una desaceleración en China, las elecciones presidenciales
en EE.UU. y los costos de salud- siguen acumulándose
veremos una desaceleración en los mercados laborales y el
modo estable de la contratación cambiará a una
pausa".

Las empresas son especialmente cautas en Europa, ya que
muchos gobiernos de la región están implementando
estrictas medidas de austeridad para reducir sus elevadas deudas,
que están afectando a la demanda interna, mientras que los
recientes rescates bancarios en la zona euro han pesado en la
confianza de los inversionistas sobre la
región.

Según el informe, las perspectivas de empleo del
cuarto trimestre entre las compañías
británicas fue de +3, sin apenas cambios respecto al
tercer trimestre y al año anterior. En Alemania, el dato
fue de +5, cinco puntos menos que el año anterior y apenas
sin cambios frente al año anterior.

Mientras, las perspectivas en Grecia y España se
debilitaron aún más y siguen en territorio
negativo.

Las intenciones de contratación no variaron
respecto al tercer trimestre y subieron tres puntos frente al
año pasado. En China, el índice bajó siete
puntos respecto al año pasado y tres desde el trimestre
previo, en línea con India.

En Japón, la intención de
contratación se mantuvo sin cambios.

"La capacidad de la economía de Estados
Unidos de crear buenos trabajos está decayendo mientras
hay más empleados ocupando trabajos malos, concluye un
estudio del Centro de Investigación sobre Economía
y Políticas (CEPR, por sus siglas en inglés), una
organización de análisis internacional con sede en
Washington DC"…
Crece el número de trabajos "malos"
en EEUU (BBCMundo – 12/9/12)

El informe aclara que la situación no se debe a
la actual recesión económica sino a una tendencia
que se ha ido acentuando desde hace tres décadas y que los
últimos años de crisis económica solo han
añadido a las dificultades.

Según los investigadores, la
restructuración del mercado laboral en EEUU, la
reducción del salario, la privatización, los
acuerdos de libre comercio y un sistema migratorio "disfuncional"
son algunos de los factores que contribuyen al
fenómeno.

No obstante, la pérdida de poder de
negociación del trabajador y los bajos índices de
afiliación sindical se resaltan como elementos singulares
que generan trabajos malos. Entre los grupos más afectados
están los latinos, los negros y las mujeres.

Muchas razones se pueden dar para definir un mal
trabajo. Se pueden incluir condiciones peligrosas o
difíciles en el lugar de trabajo, largas horas laborales,
descansos cortos, pocas o ningunas vacaciones pagadas y el
desconocimiento de días de enfermedad.

Sin embargo, los investigadores del CEPR decidieron
concentrarse en tres criterios: salario, seguro de salud y plan
de retiro por ser los que mejor reflejan las
características de un empleo y sobre los que se han
logrado recopilar los mejores datos a lo largo de los
años.

Un salario de US$ 37.000 al año es considerado
como el límite de lo que sería un trabajo malo,
dijo a BBC Mundo Janelle Jones, coautora del informe del
CEPR.

"Ha habido un leve aumento que rebasó un poco ese
umbral de ingresos, pero el número de empleados que no
tienen seguro de salud ni un plan de jubilación va en
aumento", expresó. "Esos últimos dos son los que
más se ajustan al criterio de un mal trabajo".

Jones reconoce que la promulgación del Acta de
Salud Asequible promovida por el presidente Barack Obama
podría tener un impacto positivo pues la ley
instará a los empleadores a proveer un seguro.

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